¿Por qué el cambio resulta tan vertiginoso como dar un salto al vacío?.

Por Maite Elorga

Claudia piensa mientras toma su ducha, como todas las mañanas, antes de desayunar e ir al trabajo. Ese trabajo del que hace tanto tiempo ya está cansada. Ese trabajo que se convirtió en una “carga gris”, según sus propias palabras. Que ya no la satisface, donde no se siente reconocida ni puede desarrollar su potencial, en el cual siente que está perdiendo su tiempo en lugar de realizarse en la actividad que la apasiona… Ese trabajo al que cada día le cuesta más ir, que cada día le genera más frustración.

Y se pregunta una vez más “¿qué estoy esperando para animarme?!”. Sus ojos brillan y una sensación tibia en el pecho la transporta mentalmente a un escenario  distinto y alegre. Se ve a sí misma colorida y feliz. Pero de pronto ese brillo cambia por una sensación de náusea. El vértigo se apodera de Claudia, soplando esa nube donde proyectaba su sueño. “Un salto al vacío…”, piensa Claudia. “¿y si fracaso?!?!. ¿Voy a arriesgar la seguridad del sueldo fijo?! ”.

¿Te resuena esta historia?… ¿Alguna vez te hiciste estas preguntas u otras similares?

Saliendo de lo conocido

La dificultad de salir de la zona de confort implica un desafío, da vértigo lo desconocido de lo que vendrá. Y al mismo tiempo existe  una incomodidad que no permite seguir en donde estábamos, no estamos conformes con el curso de las cosas y queremos cambiarlo por otro que sí nos satisfaga.

Todo cambio implica una pérdida de algún valor que hoy ya no nos es más funcional, pero que en algún momento lo fue.  En algún punto podría decirse que es un duelo, darnos cuenta de que ese valor al que le dábamos tanta importancia hoy nos está cerrando posibilidades, y decidir dejarlo en nuestra historia como parte de esa persona que fuimos.
En el caso de Claudia, probablemente ese valor sea la “seguridad” del ingreso fijo. Ella se aferra a ese valor, aún cuando es lo que le impide realizarse.

Por otra parte, todo cambio es un proceso de aprendizaje en el que pasamos de una situación conocida a una desconocida donde necesitamos adquirir herramientas y habilidades pasando por una “zona de pánico” superando miedos y obstáculos para llegar a la “zona de expansión” donde apreciamos aquello que aprendimos y lo incorporamos.

Entender que el miedo es algo normal y aceptable es el primer paso para conseguir superarlo. La mayoría de las personas se sienten inseguras en algún momento del proceso y los miedos más comunes suelen ser:

  • Miedo al fracaso
  • Miedo a lo que puedan pensar otros
  • Miedo a lo desconocido
  • Miedo a no cumplir las expectativas
  • Miedo de tomar una mala decisión que pueda afectar el futuro

 

Para poder superar esos miedos es necesario poder analizar el escenario, los recursos que tenemos, los que necesitamos adquirir, quién puede brindarnos aquello que nos falta, y diseñar un plan de acción considerando posibles obstáculos y cómo superarlos.

Evaluar los riesgos

Pensá en cada uno de los riesgos posibles de tu proyecto, y luego, hacete estas preguntas:

  • ¿Qué oportunidades se te abren si tomás la decisión de cambiar?
  • ¿Qué es lo que te asusta de tu nuevo proyecto?
  • ¿Qué es lo peor que podría pasar si las cosas no fueran como esperás?
  • Si ocurriese lo peor, ¿qué harías?
  • ¿Qué información o herramientas necesitarías tener para minimizar el riesgo?
  • Si dividieses el riesgo en pequeños pasos, ¿cuál sería el primer paso?

Pequeñas metas / paso a paso

El fracaso no es algo negativo. Es sólo una manera de no hacer las cosas. Thomas Edison dijo: “No fracasé, sólo descubrí 999 formas de cómo no hacer una bombilla”.
Es posible tener éxito al primer intento?. Generalmente es la práctica y aprender de los errores lo que conduce al éxito. Y por otra parte…

  • Qué es el éxito?
  • Qué significa para mí?.
  • Para qué es importante?.
  • Cómo me voy a sentir cuando lo alcance?.

Estas preguntas nos marcan un camino, nos ayudan a poner en palabras los objetivos, las motivaciones que nos llevan hacia él, los indicadores que demostrarán si logramos ese objetivo.

Transitar el camino, identificar nuestros miedos, dar pequeños pasos que nos brinden esa seguridad que nos invita a continuar,  estar preparados para posibles adversidades, un plan B por si algo no sale como estaba previsto, y saber que siempre podemos hacer ajustes volver a intentarlo es lo que nos lleva lograr los objetivos.

Disfrutar del paisaje

Llegar a trazar la línea y decir «basta!» es un proceso que hay que transitar. Y son justamente los resultados de esas pequeñas metas alcanzadas los que nos dan el coraje para continuar en dirección del objetivo. Cada una es una pequeña victoria que nos acerca a ese estado que deseamos lograr. Ese es el paisaje, y está ahí para disfrutarlo.

Porque vale la pena animarse, tomar el riesgo y la responsabilidad, y hacerse cargo de la propia felicidad.
Porque en nuestro hacer, somos.
Porque somos quienes nos atrevemos a ser!

5705971-16951.jpg

Encontrá lo que buscás

Imágenes: Freepik